Por lo visto la consola japonesa atrae por sus increíbles características que la hacen similar en muchos sentidos a los superordenadores con los que trabajan las agencias de seguridad, con el claro beneficio del bajo precio.
Si ponemos que el precio de una PlayStation 3 (no voy a entrar en detalles de packs ni incluir el nuevo modelo) es de 300 euros; eso significa que se han sacado unos 660000 euros (con su respectivo cambio a dólares por supuesto) del presupuesto de las Fuerzas Armadas para este propósito.
La compra ha sido realizada con motivos de investigación en el campo de la tecnología (por si alguno pensó que habría diversión consolera en los barracones de algún campamento estadounidense de Irak).
Pero los americanos no son los únicos en sacar partido del bajo precio de la tecnología de Sony. Otros, como la Armada Británica ha comprado unas 230 consolas PSP (la versión de la PlayStation Portátil) para instruir a los marineros en conocimientos matemáticos y físicos de una forma bastante barata (120 francos de los de allí) y eficaz al poder ser utilizada en cualquier lugar.
Resulta curioso pensar que esta decisión se tomó tras conocer la postura de los Estados Unidos de adquirir las PlayStation 3.
Esta adquisición de consolas aumenta los beneficios de Sony al aparecer una utilidad que un principio no se había pensado (fines de investigación militares), a un mercado que carecía de cualquier atención por parte de Sony (las Fuerzas Armadas de una superpotencia como los EEUU).
Las ventas de los superordenadores podrían disminuir ya que ha aparecido un competidor de la nada que ni siquiera parecía estar ofertando el producto en sí, con un precio muchísimo más asequible para cualquier tipo de empresa que desea investigar o adquirir superordenadores.
Y es que la red de servidores Xeon (el procesador que vende Intel en los MacPro y en muchos servidores de altas prestaciones) pese a ser equipos especialmente diseñados para trabajar en red, acabaron siendo más lentos que los de las PS3.
Pero además de todo esto, los militares tratan de aplicar la tecnología del chip Cell para fines militares. ¿Sony como un contratista militar? Sin lugar a dudas eso llenaría las arcas de dinero de los japoneses, ¿pero no se habría desviado la visión original del producto?
La publicidad que está teniendo probablemente le valga nuevos compradores y es que para un sector tan curioso como éste, la calidad-precio de la PlayStation puede ofrecer mucho.
¡Publicidad, publicidad y más publicidad! Es necesario explotar un nuevo mercado en el que de repente parece ser que Sony, que ni siquiera se había dado cuenta de su ventaja competitiva, puede arrasar y conseguir unos beneficios aplastantes.
Eso sí, los americanos están intentando crear una gran red de videoconsolas con el único objetivo de construir la red de inteligencia artificial más avanzada que jamás halla existido.
Comienza el principio del fin…

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