
El otro día fui al cine con unos amigos para ver la nueva película de James Cameron, la famosísima Avatar, realizada con el presupuesto más alto en la historia del cine . Un portavoz de la 20th Century Fox indicó que filmar la película costó unos 237 millones de dólares, sin contar los costes de producción de 150 millones. Una suma final de casi 400 millones.
Hoy en día cualquiera mínimamente ligado a la actualidad conoce la existencia de esta prodigiosa película que ha llegado para revolucionar la industria del cine, por lo que crea un verdadero interés (necesidad) de ir a verla.
Pero el cine sufre malos tiempos debido al tema de la piratería (el cual ya se ha tratado en este blog) las ventas ilegales de los conocidos top-manta por lo que era necesaria una nueva visión de la película.
Llega la revolución 3D. ¿Revolución? En realidad el 3D ya existía desde hace decenas de años. La primera película con esa tecnología fue “The Power of Love” en 1922.
Han surgido varias técnicas y las que van haciéndose eco son el Dolby 3D, IMAX 3D y RealD.
Por ese motivo los cines donde se proyectan las películas se modernizan para poder mostrar al público la modernidad del arte cinematográfico con la visualización de una película en 3D.
¡Además, podemos optar a ver la película en formato normal o en 3D! Una elección que beneficia a todos los públicos e igualmente ofrece dinero a las distribuidoras ya que ciertas personas decidirán verla de las dos maneras para hacerse una idea de la diferencia.
En mi caso fui a verla en 3D y me quito el sombrero ante la emoción y el sentimiento que la película evoca. Al encenderse las luces, uno de mis amigos (que la había visto anteriormente en formato normal) me comentó que le había sorprendido más la primera vez que la vio, porque en 3D se había distraído observando los fondos y las profundidades en la pantalla (detalle que yo mismo señalé).
Las gafas que permiten ver la película en esa tecnología se han modernizado, dejando atrás esos modelos ridículos de cartón y papel cebolla de colores rojo y verde para dar paso a unas gafas más sofisticadas ¡que hasta incorporan sensores antirrobo para evitar su hurto!
El cine está creando la necesidad de ver películas en 3D para que volvamos al cine a gastarnos el dinero en las películas en lugar de descargárnoslas desde la red, ya que no podremos disfrutar de esa tecnología adquiriendo la película en un top-manta.
¿Verdadero? No. Ya existen programas que permiten transformar una película convencional en formato 3D. Pero la gente aún no lo sabe y por lo tanto irán al cine hasta que la situación se normalice y vuelva a ser necesaria una tecnología nueva que revolucione el cine.
Las salas que no posibiliten la visualización de películas en 3D probablemente pierdan un gran número de clientes. Antes muerta que sencilla como decía la canción. Toca sacar dinero de los beneficios y adaptarse a los nuevos tiempos si se quiere permanecer en el mercado.
Se puede sacar más partido de esto. Por supuesto. El terreno de los videojuegos ya ha experimentado el traspaso de películas a un formato a disfrutar en una consola, ¿pero cuándo se ha visto ese cambio en 3D?
¡El videojuego de Avatar sí lo permite! En Kinépolis había desplegada una docena de consolas XBOX 360 con el videojuego, pero sólo una de ellas (en una pantalla digital que lo que daría yo por tener una en casa) permitía jugar en 3D.
Tuve el placer de experimentar la jugabilidad de poder moverme en un entorno que parece rodearme, que me permite divisar a los lejos a los animales y plantas del planeta Pandora como nunca antes había podido imaginar. Apartando la cabeza al correr entre la vegetación por miedo a darme en la cara con sus frondosas hojas. Una experiencia sin igual que sin duda revolucionará el mundo de los videojuegos.
Eso sí, las televisiones que permitan ofrecer esta imagen (las gafas polarizadas también serán incluidas) serán muy caros y no llegarán hasta mediados del año 2010. Estos televisores son los llamados TV estereoscópica.
Si yo fuera el que moviera los hilos me aseguraría de dar una buena publicidad a estos nuevos televisores que auguro que sustituirán a nuestras viejas “cajas tontas” y estoy convencido de que se venderán rápidamente. Además me aseguraría de crear enlaces con distribuidoras y creadoras de videojuegos para ampliar esa necesidad de poseer la nueva tecnología hasta el punto de normalizarla en menos de un año.